perseverancia


De mil maneras transmito cada semana la importancia de la constancia en la práctica. De hecho, creo que la única razón por la cual el Taichi puede dejar de ser una fabulosa herramienta para fomentar el bienestar es la falta de constancia.

Debo admitir que, como instructor, uno de los aspectos que más tengo trabajar es la capacidad de dar a mis alumnos la motivación necesaria para que sean perseverantes en el entrenamiento. No basta con repetirles una y otra vez lo importante que es acudir a clase con regularidad y practicar en casa los movimientos aprendidos en la escuela, sino que también es preciso enseñarles a amar lo que hacen y, sobre todo, comprender la utilidad de lo que hacen.

Un ejercicio puede parecer sugerente cuando tiene un nombre poético como "la grulla blanca extiende la alas" (se nos llena la boca al decirlo...), pero si el alumno no entiende los beneficios que puede otorgar a su salud, y las claves para realizarlo con eficacia, de poco le servirá repetir el nombre aunque lo diga en chino.

Así que, una vez pasadas las fiestas navideñas, en las que tan costoso parece resultar se perseverante, iniciamos un nuevo año con la ilusión de mantener la constancia al menos hasta las vacaciones de Semana Santa. Quien sabe, si el instructor sabe incentivarnos, puede que incluso seamos capaces de continuar hasta el verano.

Comentarios

  1. ... o hasta el final del año. Nuestro deber como alumnos es exprimir al máximo las enseñanzas y descubrir, entre todas las posibilidades, la que mejor nos vaya, nuestro propio y personal Camino.

    La constancia es necesaria por ambas partes; se agradece el esfuerzo del instructor (reconocido por él) en transmitir el ejercicio y el por qué del mismo, y no debe resultar sencillo cuando los alumnos somos tan diversos: hay personas esponja, que recogen y aprovechan todo, y hay auténticos Muros de Berlín antes de la caída, contra los que rebota cualquier intento.

    Como alumna busco ser de los primeros, y admito que en el proceso necesito que se me diga que lo estoy haciendo bien, que puedo encontrar el camino correcto… Tu reconocimiento ya es un paso, y te doy las gracias por ello. Un saludo

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  2. La práctica de taichi es tan variada como la motivación que cada individuo tiene para realizarlo. Lo que está claro, y en esto coincido contigo, es en que sin motivación poco o nada se consigue hacer (y mucho menos hacerlo bien). Unos irán porque el taichi les relaja, otros por la aplicación marcial, aquellos por cultivar y conservar la salud y estos por hacer amigos ...etc. Razones para hacer taichi, muchas; pero sin éstas pronto se abandona. Está claro que el instructor debe hacer lo que esté en su mano por reforzar esa motivación, pero, finalmente, es el propio practicante quien debe encontrar aquella razón de peso que le empuje hacia el taichi. Saludos, Luismiguel.

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  3. Lo que más disfruto en mi vida es lo que realizo ilusionada, “enamorada”. La mejor y mayor garantía para que llegue al receptor los múltiples beneficios de la práctica del Taichi es transmitirla desde este sentir. Sin duda, la ilusión, el conocimiento, el bienestar y dominio que transmite el Instructor en la Escuela nos llega y nos emociona. La responsabilidad y la conciencia, con uno mismo, es lo que nos sitúa a cada persona en lugares diferentes. Disfrutar haciendo Taichi es mucho más. Gracias.

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  4. Gracias por vuestros comentarios. Yo, como instructor, soy consciente que mi actitud es la que puede determinar que los alumnos estén más motivados o menos. Por eso hago que cada clase sea una nueva experiencia que me enriquezca, y que enriquezca a quienes la comparten conmigo.

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