desarraigo


En Taichi, la capacidad de "enraizarse" o "arraigarse" consiste en crear una posición tan estable y equilibrada que, aunque alguien nos empuje, podamos mantenerla sin crear una fuerza que contrarreste tal empuje. Desde una perspectiva estrictamente biomecánica, se trata de alinear las articulaciones del cuerpo para que toda presión pase a través de ellas sin forzarlas ni bloquearlas. Una vez alineado el cuerpo, es preciso canalizar esa empuje mediante la relajación, y no mediante una fuerza que compita con el mismo.

Cuando el Taichi carece de una buena estructura corporal y del primordial componente de relajación, nos hallamos ante una situación que puede ser vistosa o llamativa, pero que se caracteriza por el "desarraigo". Desde fuera puede dar la sensación que la postura es buena y que la técnica es impecable, pero sólo cuando se evalúa la posición mediante el empuje adecuado, se puede realmente saber si el practicante está realmente "enraizado". Estos dos elementos (control postural y relajación) son fundamentales para que el ejercicio realizado pueda ser denominado Taichi, y no una mera coreografía de movimientos de connotaciones más o menos marciales.

Si lo observamos desde una perspectiva más poética, se trataría de echar las raíces en la tierra, como si fuéramos un árbol, y canalizar hacia ella toda agresión que pudieran ejercer sobre nosotros. Toda esa energía violenta que necesita ser descargada el suelo, para poder volver a crear la armonía entre quien empuja y quien es empujado.


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