la energía de la primavera

La convulsiva transición entre el invierno y la primavera abarca un dilatado espacio temporal en el que se alternan días casi veraniegos, con noches frías propias del invierno. El cuerpo, ante estos cambios bruscos, está más expuesto que en otras épocas del año a las fluctuaciones de su capacidad vital, y de su estado orgánico. Por eso, es precisa una conciencia especial.

Ésta es un época propicia par ahondar en aspectos internos, y potenciar mecánicas más energéticas como la respiración invertida, que aumenta la sensación térmica interna de forma considerable sin necesidad de realizar movimientos musculares amplios y vigorosos. Pero una adecuada "mecánica interna", requiere también altas dosis de conciencia y atención.

Igual que una árbol usa su potencial concentrado durante el invierno, para hacer eclosionar las flores que anuncian los futuros frutos, así también el cuerpo ha de manifestar, mediante gestos sutiles pero precisos, las dinámicas que permitirán espresar todo el potencial energético latente.

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